http://musicadecineblog.com/2016/01/12/kristian-sensini-la-sorpresa/
Soundtrack Available Digitally on Itunes https://itunes.apple.com/us/album/la-sorpresa-original-soundtrack/id1069855608
Limited Edition (100) Cds available at http://www.cdbaby.com/cd/kristiansensini3
La Sorpresa. Comentario.
Por Javier Pelegrín Parra.
Ya en los primeros compases que nos conducen a través del film del también italiano Ivan Polidoro, observamos el auténtico motivo emocional de todo el score, que no es otro que el intimismo del triángulo de los personajes del padre, la hija y un enfermero. Toda la historia es un continuo drama opresivo, que nace con la pieza “Attesse” que marca el inicio mediante la lógica expectativa como se traduce de su título, la desazón de las cuerdas y un estado casi opresivo en su totalidad.
El score salta con el tema “La sorpresa 1” hacia un vacío que se recoge mediante los sintetizadores y que complementa su melodía con el tintineo que acompaña a “La sorpresa 2”; luego procede a jugar con el tic-tac del paso del tiempo y las notas discordantes del piano como en “Figlia del padre”, el pop new age de “Come sopesa” y la interpolación de la cuerda con el synth de percusión de “Ragnatela”.
Pero donde el score gana y crece con más fuerza es en el instante en que más clásico se torna: el solo dramático de “Padre” con una cuerda que roza la oscuridad y la pena, o la mejor pieza de la banda sonora que es la esperanzadora “La sorpresa”, un tema optimista, palpable a los ojos detrás de nuestros oídos que finaliza entre las olas de un mar totalmente chillout. Este tema se debe entender junto a la versión de piano del mismo título que cierra la partitura y que destaca desde el intimismo que se nos es narrada.
Hay que subrayar el uso de la voz que se nos muestra en las tres partes de “Ana Yalena”, que, por así decirlo, parecen seguir un guión coral de principio a fin mejorándose las unas a las otras. Son resoplidos minimalistas que cuajan en la mente de quien las escucha pero que a la vez dan la sensación de ser más sintéticas e irreales que puros susurros vocales, lo que nos deja una sensación agridulce.
En el sentido general, la obra es buena, llegando a ser notable cuando más intimista se vuelve; cuando el piano es el que balancea y hace avanzar esas cuerdas tan bien hilvanadas en pos de una melodía muy bien construida en su conjunto.
Si bien la parte de los sintetizadores se puede entender, hubiera sido más dramática y profunda aún si cabe, sin tanta presencia de ellos.
Seguiremos la pista a Sensini y sus nuevos aportes en los venideros años que de bien seguro contarán con sus notas cerca de nuestros ávidos oídos sedientos de cine y bandas sonoras.